El lugar te atrapa ni bien se ingresa. Es la cripta de la catedral de Canterbury, en Inglaterra. Construida sobre la cripta se encuentra la catedral, también conocida por ser la sede de la iglesia anglicana a nivel mundial y donde vive su líder religioso. Pero no siempre fue anglicana ya que el lugar fue erigido por enviados del Papa en Roma. Desde entonces ha sufrido varias disputas, incendios y hasta vandalismo durante buena parte de su historia.
Vista de la catedral de Canterbury
Durante la Edad Media hubo un señor llamado Thomas Becket, quien llegó a ser arzobispo gracias no sólo a sus méritos sino porque también era amigo del rey. Éste así lo decidió pues como rey, quería tener más poder e influencia sobre la iglesia.
Vitral con la historia del arzobispo y el rey
Así que el rey cansado de Becket, y temeroso ante alguna traición, envió a un puñado de súbditos a la catedral de Canterbury para que lo asesinaran. Una mañana luego de misa ellos llegan hasta la catedral y ante la negativa de Becket de acompañarlos, lo ultiman a espadazos.
El rey luego como forma de penitencia camina por las calles de Canterbury descalzo mientras ochenta monjes lo azotan con ramas. También pasa sus noches en la cripta donde yacía el cuerpo de su amigo.
Siglos después vinieron los puritanos con brocha y pintura decididos a eliminar cualquier obra de arte que pueda resultar compleja de entender. Ellos en su búsqueda de simplicidad destruyeron los frescos que había en la cripta. Sólo un pequeño lugar de la cripta logró salvarse de dicho daño.
Fresco que logró salvarse de los puritanos, dentro de la cripta
Thomas Becket fue santificado después de que muchos milagros ocurrieran luego de su muerte.
Fotos: Lautaro, 2015.
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