agosto 13, 2015

La cripta de Canterbury


El lugar te atrapa ni bien se ingresa. Es la cripta de la catedral de Canterbury, en Inglaterra. Construida sobre la cripta se encuentra la catedral, también conocida por ser la sede de la iglesia anglicana a nivel mundial y donde vive su líder religioso. Pero no siempre fue anglicana ya que el lugar fue erigido por enviados del Papa en Roma. Desde entonces ha sufrido varias disputas, incendios y hasta vandalismo durante buena parte de su historia.

Vista de la catedral de Canterbury

Durante la Edad Media hubo un señor llamado Thomas Becket, quien llegó a ser arzobispo gracias no sólo a sus méritos sino porque también era amigo del rey. Éste así lo decidió pues como rey, quería tener más poder e influencia sobre la iglesia.

Vitral con la historia del arzobispo y el rey

Pero las fricciones comenzaron a florecer entre los dos amigos. Becket era de origen normando y tenía su familia en Francia, además de haberse vuelto muy popular. Esto llevó al rey a pensar que el arzobispo pudiese estar conspirando contra él; temía que le usurpara el trono y que trajera a su familia para sustituir a la monarquía.

Así que el rey cansado de Becket, y temeroso ante alguna traición, envió a un puñado de súbditos a la catedral de Canterbury para que lo asesinaran. Una mañana luego de misa ellos llegan hasta la catedral y ante la negativa de Becket de acompañarlos, lo ultiman a espadazos.
El rey luego como forma de penitencia camina por las calles de Canterbury descalzo mientras ochenta monjes lo azotan con ramas. También pasa sus noches en la cripta donde yacía el cuerpo de su amigo.

Siglos después vinieron los puritanos con brocha y pintura decididos a eliminar cualquier obra de arte que pueda resultar compleja de entender. Ellos en su búsqueda de simplicidad destruyeron los frescos que había en la cripta. Sólo un pequeño lugar de la cripta logró salvarse de dicho daño.

Fresco que logró salvarse de los puritanos, dentro de la cripta

Ingresar a la cripta puede llegar a ser una experiencia digna de vivir. La oscuridad, el silencio, la arquitectura crean una atmósfera única. Hay sillas donde uno puede sentarse y reflexionar en ese lugar tan especial. Y si encima la historia de Thomas Becket te la cuenta una anciana simpática, sin que te lo esperes, hace del lugar un sitio realmente único.

Thomas Becket fue santificado después de que muchos milagros ocurrieran luego de su muerte.

Fotos: Lautaro, 2015.

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